Polis: Prologo - Fragmento 23

Sin poder evitarlo, el rey se vio obligado a defenderse de un ataque en salto frontal que ejecutó uno de los lajur, permitiendo que el otro gran borke tuviera una abertura y atravesará su espalda de un lado al otro, penetrando directamente a través del corazón. Con sus ojos perdidos en el horizonte y su boca llena de sangre cayó arrodillado frente a sus enemigos. Una sonrisa se dibujó en su rostro mientras el enemigo que tenía al frente lo miraba desconcertado al mismo tiempo que notaba que sus abdomen sangraba, producto de un último corte del alak. Fue bajo el fulgor de un ocaso naranja que la llama de la vida de aquel rey se extinguió para nunca más encenderse. Ese mitológico alak que gobernó con tenacidad sobre las ramas del árbol titánico durante siglos y preservó la paz de Erutar perdía su vida inevitablemente.

Historias de Terran por S. Arias

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