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Mostrando las entradas de diciembre, 2016

Fragmento 55 - Polis: Capítulo 1 | 6

Con las habilidades aprendidas de su maestro, logró ingresar al ejercito de Celesthea y convertirse en uno de los alakës más poderosos de la ciudad, obteniendo con sus méritos el título de Paladín y líder de la guardia del rey. Era muy fácil de reconocer por sus orejas largas y emplumadas sobresaliendo por encima de su cabello plateado, Esto hacía que su mirada teñida de rojo escarlata resaltará en su rostro cuando batallaba, pues en su vida habitual era un éldon noble y simpático con los demás, incluyendo a sus subordinados que lo respetaban y admiraban a pesar de no reflejar un carácter fuerte. Historias de Terran por S. Arias

Fragmento 54 - Polis: Capítulo 1 | 5

En ese momento la luz que emanaba del gran cristal marcaba el comienzo de un día despejado mientras que Aetos se encontraba en un prado alto acicalando a su montura después de un baño en uno de los lagos del bosque . Este ya era un ritual para el alak en sus días de descanso, pues aunque este fuera un importante guerrero, también disfrutaba de cosas simples como sentarse a mirar su mundo y dormir en la hierba cuando desabrochaba las correas que le ataban la espada a la cintura. Aetos no era más que un alak huérfano abandonado por su padre en la gran entrada de la ciudad sagrada de Celesthea cuando apenas tenía uso de razón, con nada más que un arma en las manos. Fue criado por un extraño herrero que vivía en la ciudad al que la gente evitaba por un extraño aspecto escamado en su piel y por su irritable personalidad. Este le enseñó a luchar y a forjar, aunque nunca usó ninguna de las armas que creó; ni las de él, ni las de su tutor. Aetos usaba una espada roja dentada llamada Gondrä,

Fragmento 53 - Polis: Capítulo 1 | 4

Al entrar por el orificio que tenía esta esfera hueca, y acceder a través de una barrera de invisible hecha con randa, la compañía del gran árbol se encontró en medio de una ciudad que se posaba en las paredes interiores, junto a unas montañas y un bosque como si fuese un pequeño planeta invertido. La sensación gravitacional cambiaba al entrar, aunque esto no parecía afectar en nada el vuelo de ninguna bestia. Justo al frente de la gran entrada de la ciudad se divisaba la parte superior del palacio de la ciudad. Allí se encontraba la fuente de la barrera que protegía la el interior. En medio del palacio se encontraba un enorme diamante vertical en forma de obelisco como si fuera una gigantesca espada luminosa. En el día este emanaba un brillo blanco que permitía que todo dentro de la esfera se percibiera como si fuera un día soleado. En las noches este menguaba su brillo a uno más suave simulando la oscuridad nocturna. De este mismo emanaban brumas que formaban nubes, las cuales bañaba

Fragmento 52 - Polis: Capítulo 1 | 3

Aquella mañana se visualizaba tenuemente en los cielos del norte de Erutar una esfera blanca similar a una luna. Aunque esta parecía tener un gran cráter desde lo lejos, realmente era una una entrada a su interior hueco. Hacía esta esfera se dirigía una pequeña bandada de bestias aladas. Aquellas bestias eran tan grandes que podían cargar a un alak sobre su lomo sin esfuerzo. Estaban cubiertas de pequeñas plumas blancas con una tenue tonalidad verde que le cubrían todo el cuerpo, incluyendo sus garras. Su cabeza parecía la de un halcón, pero en lugar de pico, tenía una mandíbula triangular con pequeñas filas de dientes. De su cabeza salían plumas largas como las de sus dos alas, al igual que su cola larga como la de un lagarto. La estructura de sus patas traseras era similar a las de una liebre, exceptuando sus grandes garras, las cuales le permitían sentarse sobre estas cuando se posaba sobre el suelo. Sobre aquellas hermosas bestias cabalgaba un pequeño grupo de alakës provenientes d

Fragmento 51 - Polis: Capítulo 1 | 2

La muralla quedó intacta ante este ataque, pero ningún alak en Polikar había visto jamás una esfera de estas. Las catapultas y arqueros comenzaron a responder al ataque hacía las luces, aun sin estar seguros contra que se enfrentaban. Las luces se apagaban o se veían caer al vacío y se perdían en el abismo. Finalmente entre la bruma se lograron visualizar grandes naves negras similares a barcos fortificados que flotaban sobre las nubes armados con catapultas automáticas que cargaban incesantemente contra la muralla con esferas explosivas. Aquellas naves eran derribadas una tras otra por la defensa alak con la ayuda de grandes ballestas que permitían el uso de proyectiles enormes capaces de perforar la armadura de las naves, sin embargo, no dejaban de aparecer más embarcaciones, como si aquella flota fuera infinita. Así continuó el ataque y entre más pasaba el tiempo, más inútil parecía. Los alak ya habían enviado mensajeros reportando el ataque al gran árbol, y en los talleres de la fo

Fragmento 50 - Polis: Capítulo 1 | 1

Al sur de Erutar se encontraba Polikar, una de las fortalezas más grandes que cuidaba uno de los accesos a la plataforma continental. Esta fortificación había sido creada por órdenes de Durtadon hace muchísimos años y hacía parte del grupo de fortalezas que defendían el continente del gran árbol. En las murallas fortificadas había un grupo de seiscientos alakës vigilando día y noche hacía las nubes del abismo, entrenados y preparados para disparar cañones y flechas del mejor arsenal creado por los éldon. Dentro de la fortaleza habían talleres de fabricación de armas y municiones, y un personal preparado durante toda su vida para impedir el paso de cualquier ataque enemigo. Este lugar nunca había sido conquistado ni atravesado por la fuerza, además había sido fortificado y mejorado después de cada victoria con murallas más anchas y puestos de ofensiva, lo que lo convertía en la mejor definición de una defensa impenetrable. Aunque llevaba cientos de años sin ser atacada, antes de que la

Polis: Prologo - Fragmento 49

Durta se encontraba sano y salvo fuera del pasaje cerrado junto a un puñado de soldados que salieron a tiempo. Algunos habían resultado ilesos y ayudaban a sus compañeros heridos en batalla o por las rocas que caían en el pasaje cuando estaba colapsando. Aunque varios alakës fueron tragados por la gruta, de las colinas de la montaña bajaba un puñado de arqueros que habían sobrevivido. El príncipe dejó el cuerpo de su padre al cuidado de algunos soldados y fue en busca de los dos guardias reales. Al mirar sobre los escombros a lo lejos, estaba Rotran de pie abrazando a Frouken. Ambos jadeaban y se quejaban por sus heridas, pero habían escapado de alguna manera de la gruta y estaban vivos. Fue así como terminó la primera batalla de aquella guerra con una agria victoria para los alakës del titánico árbol de Polis. Historias de Terran por S. Arias

Polis: Prologo - Fragmento 48

Toda la compañía alak aún se encontraba en el pasaje y sobre la montaña cuando esta comenzó destrozarse. Corrían fatigados cuando comenzó a caer una lluvia de rocas. Algunos fueron impactados al instante. Otros fueron aplastados por el movimiento de la montaña y la desesperación se adueñaba de los pocos sobrevivientes que no paraban de correr. Fue entonces cuando los rugidos se dejaron de escuchar y una última gran explosión cerró completamente la grieta, sepultando todo cuanto había en ella bajo el peso de la imponente cordillera Marrol. El comandante lajur vio con impotencia como su único acceso seguro al continente quedaba bajo la majestuosidad de la montaña junto con aquella bestia que había sido criada con el único propósito de enfrentar a cualquier alak conocido. Aunque se habían llevado la vida del rey de Polis, la misión de los borkës en la bahía de la grieta había fracasado. Historias de Terran por S. Arias

Polis: Prologo - Fragmento 47

Los arqueros se habían desplegado y se habían unido al grupo en retirada sobre lo alto de la montaña. Su objetivo era llegar a la entrada de la grieta que era el ingreso desde el continente para tratar de retener a sus enemigos allí. Sin embargo, todo iba a cambiar en ese momento. La montaña comenzó a seccionarse cediendo al terremoto que surgía desde el fondo de la grieta. El comandante lajur, furioso de impotencia se vio obligado a detener su ejército en la entrada del pasaje. Dio la orden de asesinar a la bestia para calmarla y poder abrir paso a Erutar, sin embargo, ninguna de las armas a distancia con las que lo atacaban parecían hacerle el daño suficiente para quitarle la vida. El terremoto provocado por las explosiones hacía que cayeran rocas del techo y de lo alto de la grieta. Una explosión tras otra debilitaba las paredes y el rugido se hacía más fuerte. El agal comenzó a emanar tanto calor que derretía la roca pero se lastimaba y las ondas de presión que generaba su ira re