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Mostrando las entradas de noviembre, 2016

Polis: Prologo - Fragmento 46

La grieta se fue haciendo cada vez más angosta a medida que los alakës se adentraban. No miraron en ningún momento atrás y Frouken se concentró en correr tan pronto como pudo los más de mil metros que tenía de longitud el pasaje mientras que el agal comenzó a forzarse para entrar y seguirlos. Sin embargo su cuerpo era demasiado grande. La distancia entre él y sus presas se comenzó a ampliar. En un intento por hacer ceder las rocas con su velocidad y fuerza se atascó sin poder hacer nada para mover los millones de toneladas que pesaban ambos lados de la grieta y su rugido comenzó a provocar eco de un lado a otro del pasaje. Luchaba desesperado por salir, pero las paredes que cedieron al choque de su cuerpo generaron una especie de trampa que le impedía regresar y lo apresaban casi hasta dejarlo inmóvil. Sus esfuerzos eran inútiles. Ahora cerraba con su cuerpo el paso de sus aliados que lo habían seguido hasta ese punto. Nadie podía acercarse al agal que emanaba un líquido caliente encen

Polis: Prologo - Fragmento 45

El alak del millar de vidas hacía alarde de su nombre una vez más mientras corría hacía el interior del túnel mientras cargaba a su amigo sobre sus hombros, aunque sabía que aún no estaban a salvo. Incluso ahora mismo estaban en un peligro mayor. Frouken aun no podía creer lo que había sucedido. El agal había cargado con tanta fuerza contra los cadáveres que sin intención los comenzó a acumular un cúmulo de cadáveres entre él y sus objetivos que sirvieron de escudo para amortiguar su fuerza y al mismo tiempo para ayudarles a ingresar al angosto pasaje por el que trataban de huir. En ese momento Rotran tomó del brazo a su compañero y aprovechando el momento se impulsó con toda la fuerza adicional que le permitían los corvejones que aparecían en sus patas cuando adoptaban su forma felina. De esta forma entraron al pasaje propulsionados por Rotran, y detrás de ellos la montaña de cadáveres que les había permitido ese último salto se dividió en dos por la fuerza del agal. Ambos cayeron tro

Polis: Prologo - Fragmento 44

Cuando llegaron a la cima de cadáveres acumulados ya era demasiado tarde para intentar huir sin salir ilesos de la embestida de su enemigo, así que se levantaron como pudieron y adoptaron una posición ofensiva esperando a su enemigo, ambos sin estar muy seguros de las consecuencias de esta imprudencia. Estando casi a la misma altura de su enemigo, los alakës vieron a su enemigo directamente a los ojos antes del impacto. Frouken no pudo cargar su espada con la ráfaga y Rotran no pudo reaccionar con sus reflejos felinos ante la carga de su enemigo. Historias de Terran por S. Arias

Polis: Prologo - Fragmento 43

A pesar de que el agal logró acortar en gran medida la distancia entre él y sus presas, Rotran y Frouken lograron llegar a la montaña de cuerpos que se había formando, y con una señal, la lluvia de flechas cesó unos instantes para permitirles el paso. Sin embargo los borkës que quedaban cerca de la grieta no aprovecharon la ocasión y en lugar de eso se apartaron huyendo del miedo de quedar en medio de cualquier ataque del agal que venía encabritado contra ellos. Ambos guerreros tuvieron que escalar poco a poco sobre los cadáveres y Rotran tuvo que ayudar en gran parte a Frouken que no contaba con la fuerza de su brazo derecho. El monstruo se acercaba inevitablemente con los ojos encendidos. La lluvia de flechas retornó en dirección directa al agal para tratar de menguar su marcha y darles oportunidad a los guerreros alakës de huir. Historias de Terran por S. Arias

Polis: Prologo - Fragmento 42

Frente al pasaje había una batalla pequeña, pero feroz en la que caían los valientes guerreros borkës que trataron inútilmente de conquistar la brecha, y los alakës que al ser alcanzados por la horda enemiga no tuvieron más opción que luchar por defender su vida. También caía una lluvia de flechas que no cesaba por lo que habían llenado de cadáveres la entrada a la grieta, en su mayoría borkës. El adelako y su compañero corrían como podían cargando con fatiga que destruía poco a poco su serenidad. Ninguno de los dos se sentía preparado para enfrentarse a otro adversario, y no lo estaban, así que usaron la poca fuerza que les quedaba para alcanzar el pasaje y atraer a su poderoso perseguidor. Historias de Terran por S. Arias

Polis: Prologo - Fragmento 41

Ambos alakës continuaron corriendo perseguidos por el colerizado agal. La bestia arrasaba con todo lo que encontraba a su paso, embistiendo muertos, piedras y borkës que se cruzaban en su camino. El comandante lajur que se encontraba cerca del monstruo gritaba desesperadamente tratando de lograr que lo escuchara y se detuviera. Se había percatado de que el agal iba directo a una trampa que habían preparado los guerreros alakës. Pero ya era inevitable. Ya no reaccionaba a sus órdenes ni tenía control sobre la poca cordura que poseía, porque estaba consumido por el instinto de asesinar a quienes lo habían lastimado. Historias de Terran por S. Arias

Polis: Prologo - Fragmento 40

En el último momento, el comandante borke mantuvo la mente clara y señalando a la grieta le gritó al agal algún tipo de indicación. Todos los soldados allí presentes creyeron que esto sería inútil y que ese sería el final del lajur, pero ante su sorpresa, el agal se detuvo ante sus órdenes. Aún confusa, la bestia que emanaba sudor candente se detuvo un momento a mirar a su comandante, luego miró hacía donde este señalaba. Fueron cortos segundos de silencio los que le dieron un receso silencioso al campo de batalla. Impulsado por una de sus grandes patas el agal se impulsó y comenzó a correr rugiendo en la misma dirección en la que huían los dos alakes. Poco a poco comenzó a disminuir la distancia entre ellos y su desenfrenado perseguidor, sin embargo, el comandante borke se dio cuenta demasiado tarde del grave error que había cometido. El lajur se levantó del suelo y se empeñó en alcanzar al monstruo sin éxito alguno. Historias de Terran por S. Arias

Polis: Prologo - Fragmento 39

El agal había perdido la poca cordura con la que actuaba y atacaba todo lo que encontraba a su paso. Los borkës comenzaron a huir en todas direcciones cuando la gran bestia comenzó a arremeter contra ellos. Al percatarse de esto, el comandante lajur se dirigió hacía donde estaba el agal. Enfadado por el giro de los acontecimientos corrió tanto como pudo mientras veía que sus enemigos huían hacia la grieta. Cuando llegó cerca de donde el agal creaba estragos y perseguía a los suyos, el lajur gritó contra la bestia y rugió tan fuerte que casi igualaba los gritos de esta. El agal respondió al rugido y con la fuerza de una de las pisadas destrozó el suelo e hizo que el comandante perdiera el equilibrio y cayera sentado al suelo. El monstruo se acercó al lajur, quien comenzó a sentir un miedo inmenso ante el poder de la cólera de aquel ser. El agal decidió atacar al asesino del rey Durtadon. Historias de Terran por S. Arias

Polis: Prologo - Fragmento 38

A pesar de que los dos guerreros estaban concentrados en su adversario, ambos habían mantenido parte de su atención en el grupo de alakës qué huía. Ambos notaron cuando Durta, que cargaba el cuerpo de su padre, y parte del ejército habían llegado al ingreso del pasaje. Sin embargo, no todos los guerreros de Polis generaban en sus enemigos el respeto y el temor que el rey y sus guardianes. Por esta razón, un grupo de la compañía de alakës corría desesperadamente detrás del príncipe mientras que los arqueros que quedaron los protegían de un grupo de lajur que los perseguían. Este puñado de poderosos borkës había decidido arriesgar su vida para acabar con la mayor cantidad de adversarios y tratar de conquistar la grieta con el fin de que su ejército pudiera usarla para comenzar con la conquista de Erutar. Frouken vio una oportunidad y le ordenó a Rotran que comenzara a correr hacia la entrada del pasaje. Historias de Terran por S. Arias

Polis: Prologo - Fragmento 37

Ningún borke se atrevió a impedir la intervención del guerrero felino de Polis en la batalla. La cobardía y el sentido de supervivencia del ejército enemigo había jugado un papel importante en esta batalla donde muchos borkës habían resultado víctimas del ataque cruzado. Rotran y su compañero se alejaron de la gran bestia que se encontraba en suelo quejándose y tratando de levantarse y con solo una mirada de agradecimiento, ambos se coordinaron para adoptar una posición de batalla. El agal se levantó del suelo rugiendo de ira y comenzó a atacar ambos guerreros con una cólera que se sentía en el calor que emanaba y se esparcía por el aire. El ataque del adelako causó menos daño del esperado. Los dos alakës comenzaron una estrategia conjunta para atacarlo pero esto no parecía lastimarlo significativamente. El paralizante de las dagas parecía ser inútil con el agal y su rabia parecía hacerlo más rápido y peligroso. La bestia se había descontrolado y estaba bajo el control de su instinto a

Polis: Prologo - Fragmento 36

Aún lejos de la gran pared, Frouken se comenzaba a ver fatigado y sus movimientos se percibían más torpes a medida que pasaba el tiempo. El deterioro del terreno de batalla por los constantes ataques del agal comenzaban a influir en el duelo. Paulatinamente se dibujaba en su rostro una sonrisa de ironía mientras pensaba en que este podría ser su final y que no era lo honorífico que siempre había pensado que sería. Volcado en uno de esos pensamientos perdió la concentración en la batalla y a pesar de haber saltado y rodado tan lejos como pudo de su enemigo, la distancia no había sido la suficiente para no ser alcanzado por su enemigo. Cuando uno de los brazos se dirigía hacia Frouken con un golpe que seguro le destruiría la armadura y las costillas, el agal perdió el equilibrio y se derrumbó. Frouken pudo ver a un adelako felino destrozando parte del gemelo de la pierna derecha de la bestia con una serie de rápidos ataque repetitivos y con ayuda de dos dagas largas, aun cuando su piel e