Polis: Prologo - Fragmento 40

En el último momento, el comandante borke mantuvo la mente clara y señalando a la grieta le gritó al agal algún tipo de indicación. Todos los soldados allí presentes creyeron que esto sería inútil y que ese sería el final del lajur, pero ante su sorpresa, el agal se detuvo ante sus órdenes. Aún confusa, la bestia que emanaba sudor candente se detuvo un momento a mirar a su comandante, luego miró hacía donde este señalaba. Fueron cortos segundos de silencio los que le dieron un receso silencioso al campo de batalla. Impulsado por una de sus grandes patas el agal se impulsó y comenzó a correr rugiendo en la misma dirección en la que huían los dos alakes. Poco a poco comenzó a disminuir la distancia entre ellos y su desenfrenado perseguidor, sin embargo, el comandante borke se dio cuenta demasiado tarde del grave error que había cometido. El lajur se levantó del suelo y se empeñó en alcanzar al monstruo sin éxito alguno.

Historias de Terran por S. Arias

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