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Mostrando las entradas de agosto, 2016

Polis: Prologo - Fragmento 16

La batalla dio comienzo. Los nueve guerreros se atacaron al mismo tiempo separándose entre sí y formando cuatro escenarios de duelo distintos. Una onda de presión se esparcía alrededor de Frouken cada vez que su espada chocaba contra el arma de su enemigo. Rotran corría rodeando a su enemigo para tratar de atacarlo por sorpresa o encontrar un punto descubierto, pero este era capaz de leer sus movimientos y reaccionar oportunamente. Durta había logrado lastimar a su enemigo, pero este no parecía afectado por sus heridas y luchaba vigorosamente contra el alak. El rey Durtadon se enfrentaba a dos lajur al mismo tiempo y no parecía estar siendo superado en número, pues su cuerpo y fuerza respondían a la ofensiva furiosa de ambas bestias como si se tratara de un entrenamiento habitual. Aunque cada enfrentamiento estaba distanciado de los demás, estas cuatro luchas marcaban el centro del campo de batalla. Y aunque narrativamente sea difícil de percibir, estas batallas tuvieron más duración

Polis: Prologo - Fragmento 15

Se encontraron frente a frente los cinco lajur y los cuatro guerreros legendarios de Polis. Ahora la tensión estaba al límite y los demás guerreros de ambos bandos se alejaron para evitar quedar en medio del fuego cruzado de la lucha entre los mejores guerreros de aquella batalla. Sus miradas se chocaron y el estrés que despertaban frenó en gran medida los enfrentamientos aledaños de los demás partícipes de esta guerra. Todos sabían que los resultados de los duelos que estaban a punto de presenciar definirían a la facción ganadora. Historias de Terran por S. Arias

Polis: Prologo - Fragmento 14

El caos se desató cuando los cuatro guerreros del árbol que dirigían el ataque comenzaron a asesinar a los lajur casi con la misma facilidad que lo hacían con las compañías de rango más bajo, lo que hizo que el ejército de Polis conservara su postura y ánimo para batallar. Aunque los lajur habían sido concebidos como un linaje superior para afrontar a los éldon más destacados de Erutar, no cabía duda de que el rey de Polis y sus acompañantes habían superado las expectativas del ejército borke. Algunos borkës no aguantaron el terror en sus mentes y trataron de huir al ver como la gran compañía que admiraban era aniquilada por tan pocos guerreros. Fue entonces cuando los cinco comandantes aparecieron al tiempo y masacraron a más de la mitad de los alakës antes de que se encontraran cara a cara con las leyendas vivientes de Polis. Historias de Terran por S. Arias

Polis: Prologo - Fragmento 13

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Estos borkës eran especiales sin duda. Su constitución era mayor a la del resto del ejército y en lugar de tener ojos negros, parecía que estos llevaban una llama escarlata en las cuencas del rostro, además sus armaduras y armas parecían mucho más elaboradas y su presencia se percibía tan diferente que hasta los de su misma raza parecían tenerles algún tipo de respeto o temor. - Lajur, lajur, lajur… - Fue lo que comenzaron a gritar los borkës mientras le abrían paso a aquella compañía. El avance de los alakës cesó y se concentraron en proteger la entrada al canal estrecho. Donde chocaban los ejércitos continuaban las bajas, muchas más en el ejército extranjero, pero en el momento en que los lajur llegaron a este punto, la batalla cambió drásticamente. Algunos alakës perdieron la vida al instante cuando se abrió una brecha entre los borkës y de ella aparecieron los ojos escarlata de los lajur arremetiendo contra el ejército local. Para sorpresa de sus enemigos, los guerreros del árbo

Polis: Prologo - Fragmento 12

Detrás de estos guerreros, se encontraba una de las compañías más poderosa y hábil que había salido del árbol titánico a cumplir una misión. Y fue así como se inclinó la balanza a favor del ejército más pequeño. Adentrados entre los enemigos y posicionados estratégicamente sobre los acantilados de la cordillera, una minoría de alakës desmoronaba un plan de batalla planeado durante largo tiempo, lo que provocó la ira de los comandantes borkës que se encontraban en un punto central de la formación del ejército. Uno de ellos expresó su impotencia con un grito de rabia, el cual significó un llamado a la deliberación de los demás comandantes. Unos segundos más tarde, un cuerno sonó en un tono grave a lo largo de todo el campo de batalla y una nave mediana surgió desde las nubes del abismo. Aquella nave golpeó impulsada contra el borde del continente al mismo tiempo que se abría una compuerta y desembarcaba una compañía de al menos doscientos borkës, entre los cuales destacaban los cinco com

Polis: Prologo - Fragmento 11

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Detrás del sendero de sangre que quedaba en uno de los costados del campo de batalla estaba Rotran, el guerrero felino del gran árbol. Con la velocidad que le otorgaban sus rasgos de élkar, Rotran aparecía fugazmente junto a sus enemigos para brindarles una puñalada en el pecho, seguido de una abertura que provocaba la exposición de órganos e intestinos borkës. En algunos casos provocaba doble desmembramiento con la ayuda de sus Duil Dromon, las dagas gemelas que le fueron otorgadas por Polis. Siendo un Adelak y teniendo la capacidad de modificar su cuerpo a voluntad con rasgos que la familia de los felinos tiene en nuestro mundo, estas dagas le permitían mejorar su desempeño en batalla gracias a la capacidad que tenían de contaminar el flujo sanguíneo de su enemigo con una sustancia paralizante. Rotran, el guerrero felino de Polis Historias de Terran por S. Arias

Polis: Prologo - Fragmento 10

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Acompañando el avance del rey se encontraba Frouken, el guerrero más poderoso del gran árbol. A pesar de que pudo ser rey de una gran ciudad lejana, decidió renunciar a su linaje para proteger al poderoso árbol guardián que resguardaba la vida de Erutar. Pero no era por esta razón por la que los borkës vacilaban en acercarse a él, sino por ser el alak del millar de vidas. Aún con las cinco cicatrices que llevaba en su cuello, muestra de los intentos fallidos de sus enemigos por decapitarlo, su seudónimo realmente se refería a la cantidad de criaturas malignas que habían perdido su vida en el filo de hoja de luz, la espada sin nombre que brillaba al tocar la sangre de sus enemigos y que aun en la batalla más intensa, jamás había perdido su filo. La espada perdió su historia cuando perdió su nombre y adquirió una nueva reputación al lado de su portador, el alak que con su larga cabellera verde y sus ojos amarillos hacía temblar hasta al más grande de los borkës que habían pisado el cont

Polis: Prologo - Fragmento 9

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El príncipe Durta había aprendido en gran parte las habilidades de su padre, y había desarrollado una técnica para correr entre sus enemigos tan ágilmente que estos le perdían de vista antes de sentir su último aliento de vida. Al igual que su padre, como marca distintiva, llevaba una cicatriz en su mentón derecho que casi le llegaba a uno de sus ojos verdes. De su corona, solo se notaban dos cristales verdes que resaltaban a los dos costados de su frente entre los mechones de su cabello negro. Con varios siglos de vida, llevaba a sus espaldas un historial de batallas que lo igualaban en fama a su padre, y tanto él como su espada Ilirok, hacían parte de muchas historias que se contaban alrededor de todo el mundo de los éldon. El poder de Ilirok se concentraba en permitir a su portador no sintiera su peso, lo que multiplicaba la fuerza que se podía darle a un ataque, dando como resultado un corte exponencialmente letal. Durta, Príncipe de Polis. Historias de Terran por S. Aria

Polis: Prologo - Fragmento 8

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El rey Durtadon cortaba cabezas tan rápido, que cuando pasaba el filo de Ilüinta por el cuello de un borke, aun no caía al suelo la cabeza del enemigo decapitado anteriormente. Durante sus siglos de vida, había aprendido una técnica para separar el cuerpo de un enemigo de su cabeza, cortando incluso la armadura más fuerte que cualquier enemigo de los éldon pudiera fabricar. Siendo el único rey que había tenido Polis, el gran árbol le otorgó a Ilüinta, la primera espada creada con su propia savia la cual causaba pánico entre los seres de maldad. Llevaba su corona en la frente, la cual resaltaba puesta en su cabello negro. La barba que le tupía el rostro y las dos cicatrices en su ojo derecho acentuaban la mirada penetrante de sus ojos verdes. Inalcanzable, se le veía saltando entre sus enemigos que caían devastados por el poder de batalla del rey, mientras que su hijo le seguía los pasos desmembrando a los enemigos dejados por su padre. Durtadon, Rey de Polis Historias de Terran

Polis: Prologo - Fragmento 7

Mientras los alakës sobrevivientes en la parte baja se protegían del derrumbe, los borkës aprovecharon el colapso para avanzar hacia la abertura. Desafortunadamente para ellos, entre el polvo que levantó la avalancha de roca y tierra fueron recibidos por más flechas y filos de espada que anunciaban la presencia del enemigo en el pasaje al que le habían apostado todo. El terror de muchos borkës se plasmó en su rostro cuando vieron entre la polvareda el brillo de las armaduras con el árbol plasmado. A través de aquella nube se filtraba el brillo de una pequeña corona y la hoja filosa del rey de Polis, la hermosa espada del príncipe del árbol titánico, el arma sin nombre del más poderoso guardián del árbol y las hojas gemelas del guerrero felino de Polis. Entre los borkës habían cientos de historias donde estos cuatro alakës eran nombrados, seguidos de testimonios donde su raza era masacrada impunemente por alguna de estas cuatro leyendas vivas. Y ahí estaban los cuatro, reunidos en un

Polis: Prologo - Fragmento 6

Como era de esperarse, había una presión abrumadora entre los alakës también, que esperaban el momento en el que el rey diera la orden para comenzar una redada y dar comienzo a una de las guerras que se recordaría hasta final de los tiempos. Los borkës no habían calmado su estrés al llegar a la costa y conservaban sus armas alzadas, pero esto no impidió que la primera flecha llegara directamente a la garganta de uno de ellos. Como un rayo se vió aquel proyectil que dio inicio al ataque de los alakës que fue precedido por una lluvia de puntas metálicas, obligando a los borkës a usar los toscos escudos que poseían. Aun con escudos, muchos borkës cayeron, pues esta arma de defensa nunca fue de su agrado y no sabían fabricarlos bien. Al darse cuenta que estas flechas poseían un poder especial esperaron temerosos y furiosos de impotencia a que el enemigo cesara aquella lluvia. Sin embargo, los alakës que se encontraban en lo alto de los acantilados, seguros de que ningún artefacto enemigo l