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Mostrando las entradas de enero, 2017

Fragmento 62 - Polis: Capítulo 1 | 13

—Bienvenido seas Durta.— dijo el rey saludando mientras se acercaba a estrechar la mano del visitante. Al mismo tiempo, los cuatro guerreros que rodeaban a los soberanos se saludaban mutuamente con un gesto silencioso. —Agradezco tu pronta respuesta a mi solicitud.— le dijo Durta al rey mientras respondía con sus dos manos al saludo. —Como te había comunicado previamente, en estos momentos Polis necesita de la ayuda de la ciudad de Celesthea para afrontar la guerra que se aproxima, y esta vez también necesitaremos toda la ayuda que Erutar nos pueda ofrecer. Historias de Terran por S. Arias. Todos los derechos reservados.

Fragmento 61 - Polis: Capítulo 1 | 12

A continuación, hubo una reunión plagada de formalidades innecesarias. Celesthea y Polis habían sido dos ciudades hermanas desde su fundación. Ninguna había participado en ningún conflicto sin la presencia y el apoyo de la otra, pues ambas estaban ligadas bajo un carácter sagrado y y ambas habían sido levantadas por algunas de las existencias más importantes que habían pisado Terran. Por esta razón, todos los participantes de esta reunión se conocían muy bien entre ellos, lo que podría haber simplificado el protocolo. Pero no fue así y todos estaban preparados para seguir las normas de los concilios dictadas desde antes de que cualquiera de sus participantes hubiera llegado a este mundo. Historias de Terran por S. Arias. Todos los derechos reservados.

Fragmento 60 - Polis: Capítulo 1 | 11

El capitán le señaló a su paladín que en el recibidor del palacio comenzaba a descender un grupo de bestias aladas, cubiertos por un plumaje de color blanco con una leve tonalidad verde, montadas por alakës con vestimentas extranjeras. Uno de esos alíguros era más grande que los demás y llevaba una armadura hermosa que lo hacía destacar entre sus acompañantes como si fuera una montura real y eso solo podía significar que debían asistir a una reunión diplomática. Ambos guerreros descendieron a uno de los patios del palacio, desmontaron a sus bestias y entraron por las puertas del salón del rey al mismo tiempo. Allí se encontraba el gran líder de Celesthea de pie. Al verlos, el rey Domun giró hacía la puerta principal y dio la orden de abrirla. Aetos y Akange se colocaron a cada lado del rey a tiempo para presenciar la entrada de tres guerreros a un paso acelerado. El rey Domun no pudo evitar su expresión de sorpresa cuando notó que quien entraba no era otro rey, sino el príncipe de Poli

Fragmento 59 - Polis: Capítulo 1 | 10

Aetos le dió las gracias al mensajero y tomó su espada del suelo, aseguró la silla de montar y se agarró de las plumas que rodeaban el cuello de su bestia. Luego, de un salto se montó sobre su lomo y sin necesidad de dar ninguna orden, la criatura alada extendió sus alas y se impulsó con sus patas traseras para levantar el vuelo. Aunque parecía que estuviera subiendo casi en ángulo recto hacia el castillo invertido, la sensación gravitacional comenzaba a cambiar y cuanto más se acercaba al palacio del rey, más daba la impresión de que iba descendiendo. Antes de llegar nuevamente al suelo vio que se acercaba uno de esos olbaros montado por Akange, quien era otro de los guardias personales del rey y el primer capitán al mando del ejército de Celesthea. Historias de Terran por S. Arias

Fragmento 58 - Polis: Capítulo 1 | 9

Después de haber hecho una siesta sobre el pasto, se dedicaba a preparar a su Qurok, una gran bestia alada similar a un grifo escamado la cual era conocida por ser extremadamente difícil de domar, mientras contemplaba la increíble vista de la ciudad invertida sobre su cabeza como si estuviera siendo vista a través de un ojo de pez. Vento percibió que se acercaba un olbar, otro tipo de criatura alada similar a un halcón blanco, montada por un caballero, el cual traía consigo un mensaje real. Este le informó al alak que el rey Domun solicitaba su presencia inmediata. Aunque Aetos no pudo ocultar su inconformidad por ver arruinado su descanso, una preocupación le invadió la mente por tan inesperada convocatoria. Sin duda alguna, su inquietud estaba correctamente justificada. El Qurok que había observado atentamente al mensajero se acercó suavemente a su amo y posó su cabeza sobre uno de sus hombros. Historias de Terran por S. Arias

Fragmento 57 - Polis: Capítulo 1 | 8

—Parece ser que este es tu día favorito de la semana. Tú suertudo que no tienes muchas preocupaciones— Le habló Aetos a su muda montura, la cual se encontraba sentada sobre el pasto con el cuello en alto mientras el viento secaba y despeinaba el plumaje de su cuello. Esta era una forma de meditar, y parecía que a Vento le gustaba —¿Sabes? Ahora mismo quiero desviar un poco mis pensamientos hacia un objetivo. Algo más interesante que mantener la paz de nuestro mundo. Sin pensarlo mucho he terminado dedicando un montón de tiempo a eso. No digo que no me guste, pero ahora que tengo la confianza y el honor del rey al que he admirado toda la vida, me gustaría encontrar algo un poco más egoísta, algo más mío que me motive a llegar más lejos y dejar una huella más pesada en este mundo. La bestia simplemente lo miró y giró un poco su cabeza haciendo un pequeño gorgojeo y acostó su cabeza sobre sus patas delanteras al mismo tiempo que encogía sus alas. El alak se contagió y se recostó boca ar

Fragmento 56 - Polis: Capítulo 1 | 7

Aunque Aetos solía vestir una armadura negra mate recubierta de un gabán de tonalidad gris verdosa y vendas de tela con cuero café, ese día solo llevaba una camisa y un pantalón de tela amarrado por un retazo rojizo que se colgaba en la cintura, que era un recuerdo de su querido y gruñón tutor. También traía los brazos envueltos con las vendas de su armadura, aunque no estaba herido. Esta era una costumbre que había tomado del herrero, quien se cubría con estas para evitar que los extraños notaran los defectos en su piel. Su pupilo se había acostumbrado a imitarlo desde pequeño. Pero eso ya era su pasado, asimilado de alguna manera como un recuerdo que no afectaba su solitaria vida. Aun con la pérdida de quien lo había cuidado, ahora mismo el alak se preocupaba por otras cosas. Historias de Terran por S. Arias