Polis: Prologo - Fragmento 5

Los alakës eran una de las razas que hacían parte de los éldon, es decir, los seres creados por Arkan. Eran muy similares a nosotros de forma, de talla y constitución en su edad adulta. Sus orejas eran su mayor distintivo, pues eran puntiagudas y cubiertas levemente por unas pequeñas plumas. En algunos alcanzaban los veinticinco centímetros de largo y en otros apenas se lograba notar cómo se alzaba su forma en punta; en algunos casos particulares, eran más notorias las plumas que su forma. En especial los machos, tenían brotes de estas plumas en los brazos y las piernas, como si fuera algún tipo de vello. Eran ágiles y al pasar de los años se hacían extremadamente fuertes. Estos seres no conocían enfermedad o vejez, claro que sí madurez y los años les pasaban sin preocupación alguna. Eran sabios, sinceros y bohemios, pues Arkan los había dotado de una pureza espiritual enorme. Aunque se asegura que morían, no hay registro de una muerte natural en ellos, puesto que su ritual de ocaso era por voluntad. En este ritual los alakës morían en sí mismos entrando en un trance para dejar el mundo terrenal, convertir su cuerpo en energía y unirse al flujo del mundo. En ocasiones este ritual se era practicado por parejas con la creencia de que su esencia permanecería unida mezclándose en una sola hasta el fin de los tiempos. El hambre no los mataba, pero si destrozaba su vitalidad al punto extremo de no ser capaces ni siquiera de fabricar un pensamiento.

Historias de Terran por S. Arias

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